En el gabinete de psicología Psycos ayudamos a las personas a descubrir y potenciar las fortalezas y los recursos necesarios para afrontar los momentos difíciles que surgen a lo largo de la vida y aumentar su
bienestar.

Para lograr este objetivo ofrecemos una atención
especializada y adaptada a las necesidades de cada persona.

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miércoles, 17 de octubre de 2012

EL SISTEMA EDUCATIVO FINLANDÉS


Los niños finlandeses de hoy estarán el día de mañana entre los profesionales más preparados del mundo. No lo predice ninguna bola de cristal, lo auguran datos objetivos. Desde que la OCDE comenzara en el año 2000 a elaborar su informe PISA, Finlandia ha acaparado los primeros puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo.
Apenas un 8% de los alumnos finlandeses no terminan sus estudios obligatorios, frente a un 30% de españoles que no acaban el Bachillerato. Dispuesto a dar con la clave del éxito finlandés, el psicólogo escolar y entonces director del colegio Claret de Barcelona,Javier Melgarejo, comenzó a estudiar su sistema educativo hace más de una década. Su primera sorpresa fue constatar que a los 4 y 5 años menos de la mitad de los niños finlandeses acuden a guarderías y no empiezan el colegio hasta los 7 años. Dos años después, sus puntuaciones son mejores que el resto de los países estudiados por la OCDE.
Durante los primeros seis años de la primaria los niños tienen en todas o en la mayoría de las asignaturas el mismo maestro, que vela por que ningún alumno quede excluido. Es una manera de fortalecer su estabilidad emocional y su seguridad. Hasta 5º no hay calificaciones numéricas. No se busca fomentar la competencia entre alumnos ni las comparaciones.
La educación gratuita desde preescolar hasta la universidadincluye las clases, el comedor, los libros y hasta el material escolar aunque si alguien lo pierde está obligado a pagárselo. La jornada escolar suele comenzar sobre las 8,30-9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, con el paréntesis del almuerzo a las 12-12,30 horas. En total, suman 608 horas lectivas en primaria, frente a las 875 horas de España, con deberes en casa que no son excesivos. ¿Cómo consiguen mejores resultados en menos tiempo?
«El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, ludotecas, cines...)», explica Melgarejo. Los tres engranajes están ligados y funcionan de forma coordinada. «Los padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos, por delante de la escuela» y complementan el esfuerzo que se hace en el colegio.
«En Finlandia el 80% de las familias van a la biblioteca el fin de semana», añade el psicólogo escolar catalán, para quien este estímulo de la lectura en casa resulta fundamental. El sistema social finlandés contribuye con numerosas ayudas oficiales a las familias, que pueden conciliar su trabajo y la atención a sus hijos.
Existe una herencia cultural luterana basada en la responsabilidad que fomenta la disciplina y el esfuerzo, a la que también acompaña unaclimatología que empuja a encerrarse en casa, pero estos factores también están presentes en otros países vecinos, como Suecia o Dinamarca, que disfrutan de mayor nivel económico y sin embargo figuran varios puestos por debajo en PISA. «No son las variables socioeconómicas las determinantes», subraya Melgarejo.

De maestros, los mejores

La diferencia radica en la elevada calificación académica del profesorado en Finlandia, principalmente en educación primaria. «Los finlandeses consideran que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores profesionales del país», destaca el exdirector del colegio Claret de Barcelona.
Los mejores docentes se sitúan en los primeros años de enseñanza, donde se aprenden los fundamentos de todos los posteriores aprendizajes. Se considera que hacia los 7 años el alumno se encuentra en la fase más manejable y es cuando realiza algunas de las conexiones mentales fundamentales que le estructurarán toda la vida. Por eso, se considera esencial seleccionar a quien ayudará en este proceso.
Para ser maestro se necesita una calificación de más de un 9sobre 10 en sus promedios de bachillerato y de reválida y se requiere además una gran dosis de sensibilidad social (se valora su participación en actividades sociales, voluntariado...). Cada universidad escoge después a sus aspirantes a profesores con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase, una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas. «Son las pruebas más duras de todo el país», asegura Melgarejo. Al proceso de selección le sigue una exigente licenciatura y periodos de prácticas.
No es de extrañar que los profesores estén muy bien considerados socialmente en Finlandia. «Es un honor nacional ser maestro de Primaria», aseguró el pasado 25 de septiembre en Madrid Jari Lavonen, director del Departamento de Formación al Profesorado de la Universidad de Helsinki.
Harri Skog, secretario de Estado de Educación de Finlandia desde 2006, resumía en una frase la importancia de este proceso: «La educación es la llave para el desarrollo de un país». Por eso el país nórdico dedica del 11 al 12% de los presupuestos del estado y los ayuntamientos a financiar este modelo de educación. «Es una política inteligente que les está dando fruto», considera Melgarejo, sin las presiones de Corea o Japón, otros países destacados en PISA.

NOTICIA EXTRAIDA DE: 

martes, 27 de marzo de 2012

Besos, abrazos, jugar y dormir más, consejos de los niños contra la crisis


Imagen extraida de: EL MUNDO.ES
Los niños españoles no son ajenos a la crisis. La mayoría ha oído hablar de ella alguna vez y casi cuatro de cada diez afirma que escucha la palabra a diario y más incluso que la de futbolistas como Messi.
Como consecuencia de la crisis, la mayoría de los pequeños nota que sus padres están más cansados de lo normal. Por ello, las soluciones que proponen para hacer frente a la crisis tienen que ver con mostrar una mentalidad positiva y cuidarse más.
El 54,5% afirma que sus padres deberían dormir más, el 33% asegura que deberían jugar más con ellos para sentirse mejor y el 20% recomienda dar más abrazos y besos.
Así lo pone de manifiesto el estudio 'Percepción de la realidad de los niños españoles', realizado por el Instituto de Orientación Psicológica EOS, con la colaboración de TNS.
"La mayoría de los niños cree que para que sus padres se sientan mejor tienen que seguir los mismos consejos que les dan a ellos: descansar, comer mejor y hacer deporte", afirma Nuria Ayanz portavoz de TNS.
"Cuando están nerviosos, los abrazos, los besos y jugar reducen su estrés. Por eso recomiendan a sus padres lo que ellos harían para sentirse mejor", afirma Francisco Rodríguez, psicólogo infantil y portavoz del Instituto EOS.
"Los niños viven las emociones que notan a su alrededor. Si hay estrés preocupación o angustia, ellos van a estar estresados, preocupados o angustiados", añade el experto en psicología infantil.
"Ahora estoy cansado", "luego jugamos" o "mejor no salimos y nos quedamos en casa" son las tres frases que los niños escuchan más cuando notan que sus padres están cansados, algo que el 99% ha notado en sus progenitores.
Por ello, Rodríguez apuesta "por explicar la crisis con realismo, sin exagerar", a los pequeños, y "dedicarles un tiempo de mayor calidad", prestándoles mayor atención, para que se reduzca su preocupación.
Al igual que ocurre con los adultos, si el estrés provocado por los efectos de la crisis, como la falta de dinero o trabajo, se traslada a los niños, pueden tener síntomas psicosomáticos, como dolor de estómago, explica el psicólogo.
El estudio se ha realizado mediante entrevistas a unos 1.200 niños de entre 6 y 12 años de diferentes comunidades y entornos sociales, aunque no se ha cuantificado el porcentaje de ellos que tenía a sus padres en el paro, por ejemplo.
Jose A. Navas

Noticia extraída de: EL MUNDO.ES



sábado, 17 de marzo de 2012

ENTENDER LA AUTOESTIMA DE LOS NIÑOS

    
                       Claves para entender la autoestima de los niños
Imagen extraida de: El confidencial



-Espejito, espejito  ¿Quién es mi princesa?-
-¡Yo!- Gritaba Lola mientras saltaba a los brazos de su padre.
Cómo saliendo de una burbuja, la Lola adulta sonríe al espejo recordando esos momentos. Respira, se recoge el pelo y sale del baño dispuesta a entrar a la reunión con una actitud segura y firme.
La percepción y la valoración que una persona tiene sobre si misma condiciona su equilibrio psicológico, la relación que establece con los demás y su rendimiento. Es decir, la opinión que tenemos sobre nosotros mismos va a influir en nuestra manera de acercarnos al mundo y a las personas que están en él.
Al igual que en el resto de relaciones, la relación que tenemos con nosotros mismos también la vamos a valorar positiva o negativamente. Del mismo modo, podemos ser más o menos afectuosos al relacionarnos con nosotros.

¿Cómo se forma la autoestima?
El contacto corporal que establece el niño con sus padres es prioritario para establecer un saludable vínculo emocional. Es desde este vínculo desde el que el niño va a construir el sentimiento básico de confianza y seguridad.
El autoconcepto y la autoestima son conceptos referentes al individuo que se construye en la interacción social.
Por lo que su construcción va a tener dos fases, interpersonal. En la que las figuras de referencia “prestan al niño” la imagen que tienen de él. Nos convertimos en instrumentos al servicio del niño.
Y otra intrapersonal, en la que el niño, sin dejar de relacionarse y por tanto de incorporar información externa, se reconoce y forma una imagen de si mismo.
Por lo que el conocimiento tenemos sobre nosotros mismos y responde a la pregunta ¿quién soy yo?, Autoconcepto. Deriva del concepto que las personas cercanas tiene sobre nosotros ¿Quién soy yo para mis padres? ¿Para mi profe? ¿para mis amigos?.
Del mismo modo, la valoración (positiva o negativa) que hacemos sobre nosotros mismos y nuestras competencias, la Autoestima. Vendrá precedida por la admiración y reconocimiento que hemos tenido de otros.
Y el afecto que ponemos en la relación con nosotros mismos ¿Cómo nos tratamos?, procede del afecto que nos han dado.
Ante un niño con dificultades para mantenerse sentado, sus padres y/o profesores pueden responder algo así:
-¡Niño, estate quieto! todos los días te digo los mismo y parece que te da igual. Así es imposible comer tranquilo. -
¿Sería igual si los adultos, a pesar del cansancio que seguro les provoca que la situación se repita, se acercan a él y le dicen:
- Rubén, tú sabes que en la mesa es obligatorio estar sentado y si no lo cumples tendrás que irte a tu habitación. A mi me gusta mucho comer contigo ¿Tú quieres comer con nosotros? Confío en que aunque te cueste un poco, vas a hacerlo muy bien.-
Para interactuar de manera eficaz, nos ayuda definir ¿qué cualidades del niño estamos destacando?, si lo hacemos con afecto, y si ¿Conseguimos nuestro objetivo?
Podemos afirmar que un niño que ha sido reconocido, valorado y querido, va a poder reconocerse, valorarse y quererse. El niño necesita que reconozcamos quien es él como persona en desarrollo, como ser diferente a sus padres y a las expectativas y deseos que estos tienen respecto a él. Así como que respetemos y valoremos sus características propias, deseos y necesidades, y se lo expresemos mediante el afecto.
En ocasiones creemos que cuando un niño se porta mal tenemos que dejar de mostrarnos afectuosos, con el fin de que entienda que se ha equivocado. Pero el cariño y la firmeza son cosas diferentes. Cuando un niño se equivoca (voluntaria o involuntariamente) es necesario que sus padres se lo indiquen para que pueda  rectificar. Pero si el cariño desaparece ante las conductas inadecuadas, el mensaje que trasmitimos es que el cariño es voluble y dependiendo de lo que haga le querremos más o menos.
La evaluación sobre uno mismo se produce en todas las dimensiones de la persona (laboral-educativa, social, física y emocional), pudiendo variar la valoración que hacemos de nosotros mismos en cada una de ellas. Hay personas que se consideran muy inteligentes, pero poco capacitadas para la relaciones.
Los niños pequeños tienen a describirse sobretodo en función de las características físicas y a medida que crecen incluyen dimensiones psicológicas y sociales. Esto se debe a que las capacidades cognitivas del niño se van desarrollando a medida que se hace mayor.
Debido a que el autoconcepto de la persona va evolucionando, se espera que el concepto de si mismo que tienen los adultos tienda a ser: más consistente, objetivo y realista. Pero no es automático, tener la capacidad no siempre implica desarrollarla.
La relación consigo mismo exige que nos desdoblemos, para llevar a cabo el proceso de autoobservación. Parte de nosotros se encarga de observar y otra parte es observada. Esta capacidad nos permite tomar conciencia y reflexionar sobre nuestras sensaciones, emociones, pensamientos y acciones.

¿Cómo saber si nuestro hijo tiene una buena autoestima?
Es importante que observemos como se desenvuelve el niño, esto nos dará pistas sobre la imagen que tiene de si mismo.
¿El niño tiene mayoritariamente éxitos o fracasos? ¿Cómo responde ante cada uno de ellos? ¿Se fija objetivos adecuados, fáciles o difíciles? ¿Se muestra satisfecho con sus resultados?
¿Afronta las nuevas situaciones con confianza o temor?
En sus relaciones ¿Forma parte del grupo? ¿Los demás le dan la bienvenida o protestan cuando llega?¿Cómo resuelve los desacuerdos?

¿Cómo podemos favorecer una autoestima adecuada en los niños?
Una de las principales formas a través de las cuales aprenden los niños es el modelado, los niños aprenden aquello que observan en sus modelos. Por lo que como adultos cercanos, tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser ejemplo para los peques.
Por ello es importante que los adultos examinemos las percepciones que tenemos acerca de nosotros mismos así como nuestro desempeño, ya que el autoconcepto de los padres, profesores, etc. Va a influir en el del menor.
Mostrar coherencia entre las diferentes interacciones teniendo en cuenta tanto la palabras como los actos. Ayuda a que el ejemplo tenga sentido. No digo una cosa y hago otra.
La continuidad en los planteamientos y objetivos, permite desempeñar un modelo estable. No digo una cosa hoy y mañana otra. Por supuesto, eso no significa que no podamos negociar, pero entre nuestros actos hay un hilo conductor.
La consistencia en mis planteamientos y actuaciones no depende de las circunstancias, de lo cansado o enfada que esté, si no de unos planteamientos reflexionados.
Crear un ambiente agradable y de confianza, en el que comunicarse de forma clara y abierta, ayuda a que cada miembro de la familia se pueda mostrar tal y como es.
Una de las experiencias más maravillosas y gratificantes es sentir que aquellas personas que nos conocen bien y son importantes para nosotros, nos aceptan, respetan y comprenden con nuestras posibilidades y limitaciones.
Así mismo, permitir que el niño sea autor de sus propias acciones, le muestra que confiamos en su capacidad para lograr sus metas. Inténtalo tú, si no puedes yo te ayudo. Esto es importante, ya que la confianza de los adultos de referencia permite configurar la seguridad básica en uno mismo.

Rebeca Recio Berlanas 

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo



¿Qué pensaría usted si alguien le dijese que puede sacarle de su propio cuerpo y trasladarle al de una muñeca Barbie? Desde luego no se lo tomaría en serio, y creería que se trata de algún truco o juego de magia. Pues ya puede empezar a pensar de otro modo porque, por increíble que le parezca, eso es lo que son capaces de conseguir un grupo de neurocientíficos del instituto Karolinska de Estocolmo. Sin drogas ni manipulaciones perjudiciales para el organismo, han demostrado que cualquiera de nosotros puede sentirse ubicado en un cuerpo, natural o artificial, diferente al suyo propio.
El asunto es más alucinante porque la percepción que tenemos de estar ubicados en nuestro propio cuerpo es tan poderosa que rara vez nos planteamos cómo es eso posible. Esa percepción es extraordinariamente coherente en relación con el mundo en el que vivimos. Cuando nos desplazamos de un lugar a otro nuestra mente viaja con nuestro cuerpo, encerrada en él, como su prisionera permanente, eterna. Los movimientos y disposiciones de nuestro cuerpo y sus partes sintonizan bien entre ellas y en relación con los objetos del mundo. Alargamos el brazo y la mano que sentimos como propios para coger una fruta del frutero o los retiramos convenientemente de un lugar donde pudieran sufrir algún daño. No concebimos como natural el que nuestra mente pudiera sentirse en un sitio diferente al de nuestro cuerpo, es decir fuera de él. Pero lo cierto es que la percepción que tenemos de nosotros mismos y nuestro cuerpo la crea el cerebro y eso debe de hacerlo de algún modo por el que los científicos se han preguntado.
En el Instituto Karolinska, Henrik Ehrsson y otros investigadores lo han descubierto. Cuidadosos e inteligentes experimentos con personas y objetos como maniquíes y muñecos han puesto de manifiesto que el cerebro crea la percepción de ubicación en nuestro cuerpo y sus límites combinando los diferentes estímulos sensoriales que recibimos, particularmente los visuales y somáticos, y estableciendo una relación sincrónica y coherente entre ellos. Modificando artificialmente esos estímulos en el laboratorio los científicos han demostrado que cualquier persona puede trocar la ilusión de pertenecer a su propio cuerpo por la de estar ubicado en otro diferente, sea natural o artificial.

u dispositivo consiste en unos visores que permiten que el sujeto experimental visualice imágenes distantes de él mismo tomadas con cámaras de video. El experimentador, durante unos 4 minutos, va tocando el pecho del sujeto con un pequeño bastón de plástico y simultáneamente con otro bastón hace el simulacro de tocar el pecho virtual que el sujeto está viendo a través de los visores.
En esas circunstancias la mente cambia y el sujeto se percibe a sí  mismo en la distancia, más allá de donde realmente está su cuerpo, es decir, se percibe tal como lo capta en ese momento la cámara de video situada tras él. Vive sin vivir en él, podríamos decir, parafraseando a santa Teresa.
Pero la experiencia es aún más impresionante, pues cuando el experimentador hace el simulacro de golpear con un martillo el cuerpo virtual, el sujeto siente el mismo miedo que cuando la amenaza se cierne sobre su cuerpo real.
Recientemente, Ehrsson ha ido más lejos al conseguir mediante procedimientos similares que la mente del sujeto experimental se sienta trasladada al cuerpo de otra persona, al de una pequeña muñeca Barbie, o al de un maniquí gigante. La ilusión se parece tanto a la realidad que cuando los participantes en el experimento sintieron el pequeño cuerpo de la muñeca como el suyo propio percibían los objetos circundantes como más grandes y lejanos, es decir, sentían como gigantes los dedos o el lápiz que tocaba las piernas de la muñeca, en esa situación percibidas como las suyas propias.

Algunos participantes ni siquiera se dieron cuenta del extremadamente pequeño tamaño del cuerpo de la muñeca y lo único que al parecer sintieron fue estar localizados en un mundo de gigantes. Eso significa que el tamaño que percibimos de nuestro propio cuerpo nos sirve de referencia métrica para evaluar el tamaño y las distancias de nuestro entorno, y explica también la común experiencia de sentir como más pequeños de lo que recordamos los lugares y objetos de nuestra infancia cuando los volvemos a visitar de mayores, es decir, con un cuerpo de mayor tamaño.
Aparte de su interés científico, estos experimentos pueden permitir el desarrollo de técnicas para facilitar la asimilación de prótesis en personas que hayan sufrido amputaciones, o para conocer la perspectiva del mundo desde agentes virtuales o reales. De ese modo, un cirujano puede mejorar su rendimiento sintiendo la ilusión de estar ubicado en un microrobot que practica la cirugía en el cuerpo de un paciente, un policía desactivaría más fácilmente una bomba sintiéndose ubicado en el robot que lo hace, y un ingeniero haría lo propio sintiéndose ubicado en el robot que trata de hacer las reparaciones necesarias en zonas radiactivas o peligrosas tras accidentes nucleares o desastres ecológicos. Tales ilusiones perceptivas podrían ayudar a mejorar el control y la eficacia de dichos trabajos, superando en ello a los controladores remotos clásicos.
La ciencia del cerebro no deja pues de sorprendernos.

Ignacio Morgado Bernal es catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Noticia extraída del país.com


lunes, 12 de marzo de 2012

LAS PRIMERAS SEPARACIONES


I
Imagen extraida de: El confidencial



Las primeras separaciones entre padres e hijos forman parte de un proceso muy difícil para ambos.
Para un niño es complicado separarse por primera vez de sus padres y de su hogar. El paisaje que conoce desde que nació cambia dando lugar a un entorno nuevo para él. Mientras estaba en casa era fácil predecir las rutinas del día o las reacciones de sus padres, pero le llevará un tiempo acostumbrarse a sus nuevos cuidadores, así como habituarse a que su mayor fuente de seguridad y bienestar, sus padres, no estén disponibles temporalmente ¿Cómo no va sentirse desorientado, temeroso, preocupado, o triste? La percepción de control que nos da lo conocido disminuye, generando en el niño una sensación de inseguridad muy real.
Al mismo tiempo, al llegar a la escuela aumentan las demandas hacía el niño. Debe estar sentado, prestar atención, adaptarse a los ritmos que impone el colegio, seguir las instrucciones que marca la profesora, etc.
Ante todos estos cambios, es normal que el niño sienta y exprese los sentimientos desagradables que de ellos derivan.
La forma en que el niño puede comunicar sus dificultades son variadas: algunos lloran y se resisten a separarse, otros se niegan a ir al colegio, en ocasiones aparecen retrocesos en aprendizajes adquiridos hace tiempo (control de esfínteres, etc.), otros somatizan su angustia en forma de dolores.
Aunque estas expresiones son incómodas y pueden generar preocupación en los padres son normales, siempre que no se prolonguen en el tiempo. Son la manera que tienen los niños de decir que echan de menos a sus padresy que los retos a los que se están enfrentando son duros.
Socialmente se valora el que los niños no lloren y se adapten a los cambios de forma rápida y sin causar problemas, pero de esta forma estamos pidiendo al niño que no sienta nada al separarse de las personas más importantes de su vida o al menos que no lo exprese. ¿Es esto posible?
En la actualidad, los periodos de adaptación que se llevan a cabo en los colegios permiten una mejor adaptación al cambio. Otras pautas para ayudar a una adecuada separación serían anticipar al niño información sobre el jardín de infancia o pasar por delante e indicarle que ese es el colegio al que va asistir.
También sería útil que el pequeño pueda llevar a la escuela un juguete o foto que le guste mucho. Este objeto tendrá la función de transportar hasta el colegio un trocito de su casa, aportándole seguridad y regulándole a nivel emocional. También puede ayudar contarle un cuento sobre un niño que empieza el colegio o crear escenas de juego con contenido similar. Esto permitirá al niño acercarse de manera progresiva a su dificultad y expresar las emociones que le puedan surgir.
Llegado el momento de la separación, es muy importante avisar al niño de cuándo nos marchamos. En ocasiones, con el objetivo de evitar el disgusto o la rabieta del pequeño, se le priva de la posibilidad de despedirse, hecho que puede ser vivido por el menor como un abandono. Una despedida adecuada sería darle un beso y un abrazo (sin prolongarlo excesivamente) e indicarle cuándo vamos a volver a buscarle (por ejemplo,cuando termines de comer).
¿Cómo se sienten los padres?
Es difícil separarse de alguien con el que has compartido una experiencia tan intensa como el embarazo y la maternidad-paternidad. Los adultos sabemos que nuestros hijos dependen de nosotros para sobrevivir y eso es mucha responsabilidad. Por eso, dejarlos al cuidado de otras personas es la experiencia de delegar más costosa a la que nos enfrentamos, pudiendo generar un profundo sentimiento de culpa.
Nos preocupamos de si estará bien atendido, de si lo entenderán, de si se sentirá bien, etc. Confiar en nuestra elección, habiéndonos asegurado que las personas que dejamos a cargo de nuestro hijo son personas fiables, sensibles y afectivas nos permitirá descansar. Sin dejar, eso sí, de estar atentos a posibles cambios en el comportamiento de nuestro hijo, ya que él será la guía que nos permitirá saber si estamos actuando de manera adecuada.
También puede angustiarnos la posibilidad de que se malogre la relación intima y exclusiva que hemos creado con él, siéndonos difícil aceptar que personas hasta ahora extrañas se relacionen de forma especial con el niño. Son temores normales, pero podemos estar tranquilos, los padres son insustituibles. Además, el que nuestro hijo sea capaz de vincularse adecuadamente con otras personas refleja un buen maternaje a nivel relacional.
Por otro lado, también son habituales sentimientos de libertad y alegríapor la recuperación de parte de la propia vida, ya que durante algunos meses hemos representado el rol de padre/madre casi de forma exclusiva.
Las emociones que genera la separación son muchas y variadas. Además como en el resto de ámbitos de la paternidad, derivan de dos roles, como padres y como individuos, por lo que nuestra tarea más importante consistirá en conjugarlos de manera satisfactoria y responsable.

Rebeca Recio Berlanas

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